viernes, 8 de septiembre de 2017

¿Sabías que…?
Los VALORES son las reglas de conducta y actitudes según las cuales nos comportamos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Está relacionado con la propia persona, su conducta, sus sentimientos y la configuración y modelación de sus ideas.
En el jardín de niños trabajaremos durante este mes el valor del RESPETO el cual tiene que ver con aceptar al prójimo tal como es, con sus virtudes y defectos, reconociendo sus derechos y necesidades.
La educación en el respeto empieza cuando nos dirigimos a nuestros hijos correctamente, de la misma manera que esperamos que ellos se dirijan a los demás.
La actividad a realizar es leer en familia el siguiente cuento, al finalizar la lectura, conversen sobre el mensaje que les deja; dibujen y escriban otras formas de mostrar respeto.




“Las conejitas que no sabían respetar”
Había una vez un conejo que se llamaba Serapio. Él vivía en lo más alto de una montaña con sus nietas Serafina y Séfora.
Serapio era un conejo bueno y muy respetuoso con todos los animales de la montaña y por ello lo apreciaban mucho. Pero sus nietas eran diferentes: no sabían lo que era el respeto a los demás. Serapio siempre pedía disculpas por lo que ellas hacían.
Cada vez que ellas salían a pasear, Serafina se burlaba: “Pero mira que fea está esa oveja. Y mira la nariz del toro”. “Sí, mira que feos son”, respondía Séfora delante de los otros animalitos. Y así se la pasaban molestando a los demás, todos los días.
Un día, cansado el abuelo de la mala conducta de sus nietas (que por más que les enseñaba, no se corregían), se le ocurrió algo para hacerlas entender y les dijo: Vamos a practicar un juego en donde cada una tendrá un cuaderno. En él escribirán la palabra “disculpas”, cada vez que le falten el respeto a alguien. Ganará la que escriba menos esa palabra. 
¡Está bien abuelo, juguemos!, respondieron al mismo tiempo.
Cuando Séfora le faltaba el respeto a alguien, Serafina le hacía acordar el juego y hacía que escribiera en su cuaderno la palabra “disculpas”, (porque así Séfora tendría más palabras y perdería el juego).
De igual forma Séfora le hacía acordar a Serafina cuando le faltaba el respeto a alguien.
Pasaron los días y hartas de escribir, las dos se pusieron a conversar: '¿no sería mejor que ya no le faltemos el respeto a la gente? Así ya no sería necesario pedir “disculpas”.  
Llegó el momento en que Serapio tuvo que felicitar a ambas porque ya no tenían quejas de los vecinos. Les pidió a las conejitas que borraran poco a poco todo lo escrito hasta que sus cuadernos quedaran como nuevos.
Las conejitas se sintieron muy tristes porque vieron que era imposible que las hojas del cuaderno quedaran como antes. Se lo contaron al abuelo y él les dijo:
Del mismo modo queda el corazón de una persona a la que le faltamos el respeto. Queda marcado y por más que pidamos disculpas”, las huellas no se borran por completo.

Por eso recuerden debemos respetar a los demás, así como nos gustaría que nos respeten a nosotros.

                                 


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